lunes, 18 de febrero de 2019

Comunicación en el Matrimonio


Comunicación en el Matrimonio
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La gran mayoría de los matrimonios que acuden a consulta aluden que uno de sus principales problemas es que no se comunican o que no saben comunicarse. ¿Qué quiere decir esto realmente? Porque las personas sabemos hablar y más o menos expresamos lo que pensamos. De hecho, es imposible no comunicar. Aunque no haya palabras, los gestos, las miradas, las acciones, los silencios... todo es comunicación. ¿Cuál es el verdadero problema?

La dificultad está en que cuando nos comunicamos aparece la diferencia y nos encontramos con este gran reto, donde es muy común que surjan muchas dificultades para gestionarlo.
Cada miembro del matrimonio viene de una familia concreta y única y por tanto diferente a la del otro. Cada uno procedemos de una familia que tiene su cultura, sus costumbres, sus valores, su forma de funcionar, sus normas. Ponerlo en común y establecer conjuntamente las normas, en la familia que se ha creado, es tarea muy complicada.
La realidad es que decir que pensamos diferente, es una forma políticamente correcta de expresar lo que realmente pensamos, que es que el otro está equivocado. Porque si pensara que es adecuado pensaría lo mismo que uno, y no es así. Y si el otro está equivocado y lo permito, se cometerá un error.
Ante esta situación normalmente se dan dos posturas diferentes:

·        Ceder, para evitar el conflicto, pero pensando que se está cometiendo un error y no participando en ello. Me mantengo a un lado y no apoyo a mi mujer o marido.
·        Entrar en escalada. No paramos de discutir, intentando convencer al otro de mejores o peores formas. Entramos en una espiral donde el conflicto va aumentando y no tiene fin.

Hay una tercera vía. Descubrir la otra cara de la moneda. Por una cara somos diferentes, pero por la otra, somos complementarios. El gran reto que tiene el matrimonio es hacer un equipo fuerte, cimentado en la comunión y la complementariedad. Somos diferentes desde el inicio por ser hombre y mujer y precisamente en nuestra diferencia reside la capacidad de ser complementarios.

Ver la diferencia como una oportunidad de crecer, de ver a través del otro lo que uno por su esencia y su historia no puede ver, y viceversa.

Una de las claves está en la disposición que uno tiene frente al otro cuando se sientan a hablar. Escuchar con la intención de comprender al otro, aunque no esté de acuerdo. Descubrir y rescatar lo bueno que se puede recoger de la mirada del otro, en vez de escuchar con la intención de rebatir lo que el otro está diciendo.

Descubrir que el otro no es tu enemigo, sino la persona que Dios ha elegido para ti y para tus hijos, por ser la más adecuada.


Los COF diocesanos, una gozosa realidad


Los COF diocesanos, una gozosa realidad

Carta del arzobispo de Sevilla, Mons. Juan José Asenjo

Queridos hermanos y hermanas:

El 12 de junio del año 2011 dedicaba mi carta semanal al Centro de Orientación Familiar (COF) de Dos Hermanas recién inaugurado. Lo calificaba como un precioso servicio al matrimonio y a la familia. Recordaba entonces el discurso pronunciado por el Papa Benedicto XVI en la Vigilia del V Encuentro Mundial de las Familias de Valencia en la noche del 8 de julio de 2006. En aquella ocasión nos dijo el Santo Padre que los desafíos de la sociedad actual, marcada por la dispersión que se genera sobre todo en el ámbito urbano, hacen necesario garantizar que las familias no están solas. Por ello, la Iglesia tiene la responsabilidad de ofrecer acompañamiento, estímulo y alimento espiritual que fortalezca la cohesión familiar, sobre todo en las pruebas o momentos críticos. En este sentido, animó el Santo Padre a todas las instituciones eclesiales, Diócesis, parroquias y asociaciones que trabajan en esta pastoral específica a crear redes de apoyo y mano cercana de la Iglesia para el crecimiento de la familia en la fe y el robustecimiento de la unidad del matrimonio.

Citaba también otro discurso del Papa pronunciado ante los participantes en el encuentro internacional del movimiento Retrouvaille, que desde hace más de treinta años trabaja al servicio de matrimonios en dificultades. Se refería a las crisis conyugales, que en sus fases más agudas tantas parejas viven como una pesadilla, con inmenso dolor y desesperanza, con una evidente sensación de fracaso, como la prueba de que el sueño ha terminado y que, por desgracia, "no hay nada que hacer". Las más de las veces estas crisis terminan en separaciones y divorcios, que se han convertido en algo dolorosamente corriente.

Ante estas situaciones, tan frecuentes por desgracia en nuestros días, es preciso que la Iglesia acompañe a estos esposos, les ayude a reconstruir sus relaciones a través de personas que viven con gozo su vida matrimonial y que están dispuestas a compartir algo de su propia esperanza con quienes la han perdido. Las crisis matrimoniales, de suyo, no tienen por qué terminar inevitablemente en ruptura. Crisis es sinónimo de lucha y de tensión espiritual. Pueden y deben ser ocasión de crecimiento, de purificación, de maduración y fortalecimiento del amor conyugal, como ha repetido muchas veces el papa Francisco. Todo ello es posible desde la fe, con la ayuda de Dios, y con la ayuda de personas que se brindan a acompañar a los matrimonios problematizados, que les escuchan y alientan para que redescubran el tesoro escondido del matrimonio, personas que soplan en los pequeños rescoldos del amor que quedan todavía y que han quedado sepultados bajo las cenizas.

La verdad es que este servicio fraterno no sintoniza con la mentalidad hoy imperante. Son muchos los que, ante la crisis de un matrimonio, se aprestan enseguida a aconsejarle la separación o el divorcio, haciendo de la crisis un camino sin retorno, cuando podría solucionarse con el diálogo y la generosidad entre la pareja y la ayuda y el acompañamiento de la Iglesia a través de personas que ponen sus conocimientos y su tiempo para servir a los matrimonios en dificultades.

Respondiendo a las recomendaciones del Papa y a una necesidad muy real, nuestra Archidiócesis, bajo la responsabilidad del arzobispo, de los Delegados diocesanos de Familia y Vida y de los párrocos de Dos Hermanas, con el Patrocinio de las Hermandades, creó en el mes de marzo de 2011 un Centro de Orientación Familiar en la citada ciudad. Poco después inaugurábamos dos centros análogos, en Triana, bajo los auspicios de las siete Hermandades de penitencia de aquel popular barrio, y en Tomares, trasladado hoy a la parroquia del Espíritu Santo de Mairena del Aljarafe, bajo el patrocinio de la parroquia y de un grupo de matrimonios entusiastas. Vinieron después el COF de Osuna, impulsado por un matrimonio ejemplar, que dedica horas incontables a este servicio, y el de la parroquia de San Sebastián de Sevilla, sustentado por la comunidad parroquial, la Hermandad de la Paz y un grupo de matrimonios sensibilizados y bien preparados.

Los Centros de Orientación Familiar, hoy agrupados en la Fundación diocesana Santa María, Reina de la Familia, prestan servicios de asesoramiento en los campos de la orientación, la terapia y la mediación familiar, la ayuda psicológica para niños, el asesoramiento ginecológico, y el asesoramiento legal y en derecho canónico para matrimonios.

Antes de concluir, y después de asegurar que los cinco Centros están haciendo muchísimo bien, quiero agradecer a Dios nuestro Señor su ayuda y el apoyo de tantas personas generosas. Que Dios les pague su hermoso servicio. Pido a los sacerdotes, consagrados y miembros de grupos apostólicos que den a conocer la existencia de estos Centros a las familias que precisan ayuda. Encomiendo estas importantes obras apostólicas a la Sagrada Familia de Nazaret. Que la Santísima Virgen, Reina de la familia, bendiga a cuantos están implicados en esta pastoral tan urgente y necesaria.
Para todos, mi saludo fraterno y mi bendición.

+ Juan José Asenjo Pelegrina
Arzobispo de Sevilla

lunes, 11 de febrero de 2019

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Relevo en la dirección

El pasado 20 de noviembre de 2018 nos llegaba la noticia del relevo en los cargos de nuestro Centro de Orientación Familiar. El hasta ahora Director, D. Miguel Angel de la Huerga Mendoza, que permanecía en su cargo desde el año 1998, ha sido relevado, por decisión del Excmo. Sr. Obispo de la Diócesis de Cádiz y Ceuta, D. Rafael Zornoza Boy. Han sido designados como nuevos Directores,  el matrimonio formado por  D. Antonio M. Sánchez Sánchez  y Dª Rosa del Pozo Rincón. Antonio es orientador familiar por la Facultad de Teología de Granada, de la promoción 1995-98 y Rosa es licenciada en psicología por la Universidad de Salamanca. Pertenecen al Movimiento Familiar Cristiano en el que han sido Secretarios Nacionales en el periodo de Maxi y Pruden como Presidentes y posteriormente Presidentes Diocesanos.

MERCEDES Y MIGUEL ÁNGEL
Miguel Angel, también orientador familiar por la Facultad de Teología de Granada y Director del COF desde su fundación hace veinte años, ha dedicado intensamente su vida a ayudar a personas  con dificultades en su convivencia familiar y social, siempre con la convicción de realizar un servicio a la sociedad y a la Iglesia. A partir de ahora se dedicará a labores apostólicas distintas pero siempre en el ámbito de la pastoral familiar.


El pasado 18 de enero los colaboradores del COF CÁDIZ le dedicaron un merecido homenaje en forma de comida-convivencia de la que dejamos aquí constancia fotográfica, aunque insuficiente para reflejar el cariño que flotaba en el aire. El acto se desarrolló en un ambiente familiar y agradable del que todos los participantes guardaremos para siempre, en nuestro corazón, un grato recuerdo.