PARA LA COMUNCIACIÓN SINCERA, SIN OFENDER
A
veces la sinceridad crea un mal ambiente que no facilita la comunicación eficaz.
Entonces, ¿dejamos de decir lo que pensamos? o ¿habrá alguna forma de ser sinceros
sin herir a los demás? ¿Se puede aprender la habilidad de hablar sin herir a
nadie?
Para
no herir nuestra frase sincera debe ser consecuencia de nuestro pensamiento, de
nuestro razonamiento, antes que de nuestra emoción. Como a veces ante un
acontecimiento nuestra emoción es muy rápida nos hace decir cosas ciertas sin
pensarlo, y cuando lo reflexionamos nos damos cuenta que ya hemos hecho daño
con nuestra expresión sincera y hemos alimentado un mal ambiente.
Pero
la buena noticia es que tenemos recursos que utilizándolo con constancia acaban
por formar parte de nuestra forma de ser. Son recursos emocionales como la
asertividad y la empatía.
Es
esa capacidad de ponerte en el lugar del otro, entender cómo está la persona en
ese momento. Para ello es necesario saber escuchar que va a generar un ambiente
de confianza. O lo va a escuchar mejor. Valorar de manera positiva algo de lo
que haya dicho, frases como “entiendo lo que te ha pasado, pero tengo que decirte, …“.
Darte
cuenta de en qué situación está la otra persona. Si estás en el contexto y situación
adecuada para decir lo que quieres decir o es preferible esperar a un momento más
propicio.
Considerar
también si la persona está preparada para oír lo que le vas a decir. Si la
verdad que le vas a decir le va a hacer bien o mal. A veces es preferible no
hablar y simplemente escuchar para conocer bien lo que está diciendo y cómo se
siente. Es esperar el momento adecuado para decir lo que queremos.
Se
trata, en definitiva, de generar confianza para poder decir con sinceridad lo
que puede ayudar en ese momento.
Por
otra parte, cada uno ha de cuidarse a sí mismo porque generalmente si yo estoy
mal voy a tender a trasmitir esa situación anímica a través de mis palabras, de
mis silencios y de mis actos. Una persona que no está contenta consigo misma
transmite ese malestar a otros y tiende a interpretaciones erróneas o exageras
de los actos o de las palabras de los otros. Para estar bien con alguien lo primero
es estar bien con uno mismo.
No
debes olvidar que la mayor parte de la comunicación es no verbal. Has de cuidar
la postura, el tono de voz, el contexto en el que estáis, los gestos, el
contacto visual. Y que la comunicación no versal sea coherente con la verbal,
porque a veces decimos una cosa y trasmitimos otra.
Como
conclusión podemos decir que la clave básica y fundamental de una comunicación sincera
sin ofender es el amor. Si amas a la otra persona y buscas siempre su bien,
seguro que encontrarás las palabras, las frases, los espacios, momentos y los
contextos adecuados para decirle lo que piensas y los que sientes. Si tú le
amas y la otra persona percibe ese amor, le va a parecer muy bien casi cualquier
cosa que le digas, porque lo va a interpretar en clave de amor.