lunes, 18 de febrero de 2019

Los COF diocesanos, una gozosa realidad


Los COF diocesanos, una gozosa realidad

Carta del arzobispo de Sevilla, Mons. Juan José Asenjo

Queridos hermanos y hermanas:

El 12 de junio del año 2011 dedicaba mi carta semanal al Centro de Orientación Familiar (COF) de Dos Hermanas recién inaugurado. Lo calificaba como un precioso servicio al matrimonio y a la familia. Recordaba entonces el discurso pronunciado por el Papa Benedicto XVI en la Vigilia del V Encuentro Mundial de las Familias de Valencia en la noche del 8 de julio de 2006. En aquella ocasión nos dijo el Santo Padre que los desafíos de la sociedad actual, marcada por la dispersión que se genera sobre todo en el ámbito urbano, hacen necesario garantizar que las familias no están solas. Por ello, la Iglesia tiene la responsabilidad de ofrecer acompañamiento, estímulo y alimento espiritual que fortalezca la cohesión familiar, sobre todo en las pruebas o momentos críticos. En este sentido, animó el Santo Padre a todas las instituciones eclesiales, Diócesis, parroquias y asociaciones que trabajan en esta pastoral específica a crear redes de apoyo y mano cercana de la Iglesia para el crecimiento de la familia en la fe y el robustecimiento de la unidad del matrimonio.

Citaba también otro discurso del Papa pronunciado ante los participantes en el encuentro internacional del movimiento Retrouvaille, que desde hace más de treinta años trabaja al servicio de matrimonios en dificultades. Se refería a las crisis conyugales, que en sus fases más agudas tantas parejas viven como una pesadilla, con inmenso dolor y desesperanza, con una evidente sensación de fracaso, como la prueba de que el sueño ha terminado y que, por desgracia, "no hay nada que hacer". Las más de las veces estas crisis terminan en separaciones y divorcios, que se han convertido en algo dolorosamente corriente.

Ante estas situaciones, tan frecuentes por desgracia en nuestros días, es preciso que la Iglesia acompañe a estos esposos, les ayude a reconstruir sus relaciones a través de personas que viven con gozo su vida matrimonial y que están dispuestas a compartir algo de su propia esperanza con quienes la han perdido. Las crisis matrimoniales, de suyo, no tienen por qué terminar inevitablemente en ruptura. Crisis es sinónimo de lucha y de tensión espiritual. Pueden y deben ser ocasión de crecimiento, de purificación, de maduración y fortalecimiento del amor conyugal, como ha repetido muchas veces el papa Francisco. Todo ello es posible desde la fe, con la ayuda de Dios, y con la ayuda de personas que se brindan a acompañar a los matrimonios problematizados, que les escuchan y alientan para que redescubran el tesoro escondido del matrimonio, personas que soplan en los pequeños rescoldos del amor que quedan todavía y que han quedado sepultados bajo las cenizas.

La verdad es que este servicio fraterno no sintoniza con la mentalidad hoy imperante. Son muchos los que, ante la crisis de un matrimonio, se aprestan enseguida a aconsejarle la separación o el divorcio, haciendo de la crisis un camino sin retorno, cuando podría solucionarse con el diálogo y la generosidad entre la pareja y la ayuda y el acompañamiento de la Iglesia a través de personas que ponen sus conocimientos y su tiempo para servir a los matrimonios en dificultades.

Respondiendo a las recomendaciones del Papa y a una necesidad muy real, nuestra Archidiócesis, bajo la responsabilidad del arzobispo, de los Delegados diocesanos de Familia y Vida y de los párrocos de Dos Hermanas, con el Patrocinio de las Hermandades, creó en el mes de marzo de 2011 un Centro de Orientación Familiar en la citada ciudad. Poco después inaugurábamos dos centros análogos, en Triana, bajo los auspicios de las siete Hermandades de penitencia de aquel popular barrio, y en Tomares, trasladado hoy a la parroquia del Espíritu Santo de Mairena del Aljarafe, bajo el patrocinio de la parroquia y de un grupo de matrimonios entusiastas. Vinieron después el COF de Osuna, impulsado por un matrimonio ejemplar, que dedica horas incontables a este servicio, y el de la parroquia de San Sebastián de Sevilla, sustentado por la comunidad parroquial, la Hermandad de la Paz y un grupo de matrimonios sensibilizados y bien preparados.

Los Centros de Orientación Familiar, hoy agrupados en la Fundación diocesana Santa María, Reina de la Familia, prestan servicios de asesoramiento en los campos de la orientación, la terapia y la mediación familiar, la ayuda psicológica para niños, el asesoramiento ginecológico, y el asesoramiento legal y en derecho canónico para matrimonios.

Antes de concluir, y después de asegurar que los cinco Centros están haciendo muchísimo bien, quiero agradecer a Dios nuestro Señor su ayuda y el apoyo de tantas personas generosas. Que Dios les pague su hermoso servicio. Pido a los sacerdotes, consagrados y miembros de grupos apostólicos que den a conocer la existencia de estos Centros a las familias que precisan ayuda. Encomiendo estas importantes obras apostólicas a la Sagrada Familia de Nazaret. Que la Santísima Virgen, Reina de la familia, bendiga a cuantos están implicados en esta pastoral tan urgente y necesaria.
Para todos, mi saludo fraterno y mi bendición.

+ Juan José Asenjo Pelegrina
Arzobispo de Sevilla