9 claves para vivir un noviazgo pleno
Por Jose Antonio Méndez
1. Pon a Dios en el centro.
Solo Dios puede hacerte realmente feliz a ti y a tu pareja. Cuanto más le améis a Él, más os amaréis entre vosotros. Rezar el uno por el otro y también juntos; compartir la eucaristía y ratos ante el Sagrario, y vivir la fe en una comunidad eclesial son ayudas para hacer las cosas bien.
2. Habla con claridad.
El noviazgo es el tiempo para conoceros a fondo, y eso exige comunicación y sinceridad. Hablad mucho: de cosas banales, del día a día, y también de vuestros proyectos de vida: ¿son compatibles?
3. No te instales.
Ser novios no es un fin en sí mismo: es un lugar de paso. No se trata de estar juntos porque estáis mejor que por separado, sino de estar juntos para saber si queréis estarlo para siempre, porque no estaríais mejor con ninguna otra persona, ni de ninguna otra manera. Es momento para buscar la voluntad de Dios y saber si el otro es la persona de tu vida y tú la de la suya.
4. No pierdas la esperanza.
A veces el amor se hace esperar. No rebajes tus expectativas ni pierdas la esperanza: busca y acepta la voluntad de Dios. Tampoco juegues con los demás ni con tu cuerpo: si te entregas a varias personas en cuerpo y alma, el corazón acaba por desintegrarse.
5. Fórmate.
Si estudias cinco años años para una carrera, ¿por qué no formarte para tu vocación? Los itinerarios de novios y el testimonio de otros novios y matrimonios ayudan a verificar el amor y a discernir la vocación en sus distintas etapas.
6. Desnuda el espíritu.
No tengáis miedo a ser vulnerables: mostrad vuestras virtudes, miedos, debilidades, vuestra historia y vuestras ilusiones de futuro. Mostraos como sois: ¿Os sentís amados o juzgados? El otro ¿te ayuda a ser mejor y más parecido a como Dios te ha pensado?
7. Cuerpo y cabeza.
El sexo es un lenguaje es tan potente que podría eclipsar la libertad. La entrega total tiene sentido tras el compromiso total. Ser capaz de esperar demuestra una apuesta clara por la otra persona, dominio de uno mismo y respeto a la dignidad del otro. Mostraos afecto físico sin miedo, pero con cabeza y con la voluntad para saber parar a tiempo.
8. No es tarde.
Si habéis dado pasos de los que os arrepentís o venís de relaciones construidas sin Dios, no os engañéis ni os deis por perdidos. La gracia de Dios y un correcto acompañamiento pueden devolveros la pureza del corazón.
9. Fíate de la Iglesia.
Cristo no quiere amargarte la vida, sino hacerla más plena. La propuesta de la Iglesia es para hacerte feliz, y millones de personas lo confirman. No pactes con sucedáneos del amor ni te conformes con lo mediocre. El mundo es de Dios y se lo alquila a los valientes. Atrévete a fiarte de Él.
Fuente: Revista Misión